Episodio VIII: Los Últimos Jedi

El pasado 14 de diciembre asistí al preestreno del Episodio VIII, todo ello enmarcado dentro de una de las tantas maratones que ofrecían ese día para ver el episodio VII y VIII seguidos.
He de admitir que tras la gran desilusión que me supuso Rogue One, tenía miedo de asistir a otra película en la que no hay momentos de acción que impidan que entres en el aburrimiento más grande.
Tras ver el Despertar de la Fuerza y teniendo en cuenta que ese día me levanté a las 5:30 am, tuve miedo de dormirme si se repetía la experiencia, pero no fue así.
Mis temores desaparecieron, cuando vi el comienzo de la película, con una batalla inicial espectacular, en la que no ahorran ni un gramo de acción. Secuencias trepidantes de cazas y Poe Dameron en el papel de canalla gracioso, recordando a Han Solo, en su conversación con el General Hux.
A partir de aquí entramos en un “universo desconocido”.
Por una parte vemos a Leia convertirse en Mary Poppins y comienza una road movie galáctica, y por otra parte asistimos a la última evolución de un Jedi, cuando vemos a Luke convertirse en un monologuista digno del club de la comedia.
En general la película me gusta, pero como una película entretenida, no como parte de la saga, yo personalmente le quitaría unos 20 minutos de metraje mínimo, la visita al casino innecesaria, los momentos Skype con uno o dos basta, la estancia de Rey en la isla nos aporta poco.
Y por último para no extenderme, las dos grandes incógnitas del episodio VII se las ventilan en un segundo, ¿Quién es Snoke?¿De quién es hija Rey? , pues ni Snoke es tan supremo como nos hacían ver, ni Rey es nadie, yo me quedé con cara de tonto, anda que al Emperador lo ibas a matar tu moviendo la manita.
En Resumen, una buena película de acción, un poco larga y con buenos momentos de humor, pero lejos de la saga Star Wars.